“Cuando el embarazo se desarrolla de manera normal, no hay motivo para no hacer ejercicio. No obstante, hay deportes más recomendables. Algunos no representan riesgo alguno sino todo lo contrario; otros pueden realizarse pero con moderación, mientras que ciertas prácticas están contraindicadas de plano”
Running: una de las actividades más populares también es una excelente forma de ejercitarse para las que están habituadas. Pero que también tiene sus debidas precauciones.
“Correr más de 3 km, evitar trotar si hace mucho calor o hay mucha humedad, trotar en una superficie adecuada y con calzado específico para running. Si la futura mamá no está acostumbrada, no es aconsejable que empiece ahora. En todo caso, puede entrenar con una caminata o un trote lento”.
Bicicleta: a pesar que el ciclismo es un buen ejercicio aeróbico, no se aconseja durante la gestación por el riesgo de caídas, la exposición a accidentes y la alteración del equilibrio que puede influir de manera negativa. La bicicleta fija, sin exigirse demasiado, es una opción.
Natación: es uno de los ejercicios más completos y beneficiosos. Se recomienda nadar de manera relajada, evitando la velocidad y las distancias preestablecidas, y en piscinas de agua templada (ni muy fría ni muy caliente).
Yoga: una de las modalidades clásicas para que desarrollen, siempre bajo el asesoramiento de instructores que sepan adaptar las posturas teniendo en cuenta que la mujer está embarazada.
Entre los no permitidos están lógicamente aquellos de contacto o que puedan exponer a golpes y caídas, como el fútbol, esquí, buceo, vóley, hockey, patinaje artístico y rollers. Además el crossfit y el pole dance también es preferente dejarlos de lado, más allá del acostumbramiento.